Ya ni reir se siente bien. Se siente como si al reirme de cualquier cosa, no le estuviera dando el respeto que merece cada niño asesinado, cada persona reprimida.

Cada vez que cualquier cosa me hace sonreir o reír, a mi memoria vienen inmediatamente las imágenes de gente sufriendo con los gases, de aquel muchacho que mostró su desnudez y con ella las condiciones en las que esta sobreviviendo el venezolano, sus perdigonazos y sus ruegos; viene a mi memoria ese muchacho arrollado por la tanqueta, el quemado por la explosión de la moto... Juan Pablo y el lugar de su muerte, Armando y su cara sin gestos al subirlo a la ambulancia, el ajusticiamiento de Hecder. Es un acto automático.

Cada vez que sonrío siento en mi corazón el dolor del himno en un funeral injusto, el dolor que como madre siento cuando otra pierde a un hijo.

Ya ni siquiera soy libre de reír gracias al dolor que esta dictadura me ha causado.

Son 18 años de muerte. Y siento que también me mataron por dentro.

Me cayó la locha de zopeton.

A ver, tenía días pensando en ello, pero de un momento a otro se hizo una realidad en mi pensamiento. Fue como salir de un shock.

Sucedió mientras veía este video en la que una tanqueta de la maldita (porque debe estar maldita) guardia nacional bolivariana (en minusculas) avanzaba en la Av. Sur de Altamira y en su camino se llevaba por el medio a manifestantes... es decir, a SERES HUMANOS.Ya no les es suficiente con lanzar bombas de gas ilegal, que pica y arde en los órganos, que inflama e irrita la piel; ya no les basta con el gas que desmaya a madres, hijos, abuelos, jóvenes en medio de la marabunta y del caos.Tampoco les basta con balines, metras y hasta balas de hierro, de verdad, ni con sus botas, sus culatas o sus puños. Ahora, tambien nos atropellan, primero con sus motos y después con sus tanquetas.

Sé que a estas alturas del partido ya no debería sorprenderme nada, pero sinceramente no salgo de mi asombro. Y doy gracias por ello.

En fin... vi el video y quedé en shock.

Decidí abrirlo de nuevo y mostrarlo a un par de compañeros de trabajo, que no tienen ni puta idea de lo que es una dictadura. Uno decidió escapar de la pantalla, alegando que aquello "lo ponía enfermo". La otra decidió hablarme, decidió indagar sobre todo el por qué de mi auto-tortura.

- Para que ves eso? no puedes hacer nada desde aquí. No logras nada más que estresarte. No ayudas a tu familia.

- ... Pero es que estoy en shock con esto... son venezolanos atropellando a otros venezolanos...

- Igual, que no ayudas a nadie viéndolo, entonces para qué lo ves?

- ... Pero es que mi familia esta allá, mi familia está viviendo esto...

- Y cómo los ayudas viendo esto?

- ...Y entonces qué hago, me despego de lo que sucede!? Mi familia esta alla!! -y empezó a caerme la locha.

- No estoy diciendo eso, lo que digo es...

- No ves que esto le puede suceder a uno de ellos??? Mis padres, mi hermano, mis primos, tíos y hasta mis abuelos están saliendo a estas protestas! están allí donde esta gente está siendo atropellada! Ellos van, marchan y se regresan antes de que la represión comience, sin embargo llegará un momento muy pronto en el que ya no regresarán, se quedarán, porque la dictadura esta haciendo cosas que cada vez frustran y arrechan más a la gente y no va a haber otra solución que quedarse en la calle...
Nosotros hemos tenido la suerte de que hasta el sol de hoy nada realmente malo nos ha tocado... Si, nos han secuestrado y robado, nos han encañonado, pero aún no nos han herido o matado a alguien Y SIENTO QUE ESE MOMENTO LLEGARÁ, QUE ES INMINENTE... - y allí, justo al final de la última palabra, las imágenes se hicieron vívidas en mi cabeza, de pronto algo que cuando lo había pensado aún se hacía lejano, se convirtió en una posibilidad real en mi cabeza.

De su parte solo hubo un silencio.

- De eso es lo que te hablaba esta mañana. Cómo reprogramas tu mente con respecto a la muerte cuando algo como esto pasa? Cómo aceptas la muerte es algo natural en estas circunstancias?

Decidí no verle a la cara para evitar que notara el temblor en mis labios y la aguadez en mis ojos. Solo escuché sus disculpas. Sólo escuché cuando se alejó pensando que me había afectado con sus palabras. Sólo alli dejé que cayeran las lágrimas rapidito, porque estoy en el trabajo... que no me vean llorar.


Esta es la verdad del terror.

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