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Es
sorprendente como de repente se empiezan a venir recuerdos, sin ninguna razón
aparente, de alguna época de tu vida … Como algunas personas te llevan a pensar
en ello, como otras simplemente aparecen con, por ejemplo, una foto que te
transporta a un tiempo de mera felicidad. Más sorprendente aun es que todo
ocurra en un tiempo determinado… no es que una foto aparezca por ahí en Enero y
luego en Septiembre alguien te haga recordar algún momento preciado, sino que
todo ocurre en cuestión de 2 semanas (y a lo mejor sigue).
Así me
ha ocurrido últimamente con recuerdos de mi infancia, la cual pensé había
olvidado. Tenía vagos recuerdos de momentos felices, pero nada muy concreto.
Ahora entiendo que solo hacía falta un gatillo que los trajera de vuelta (no
todos, algunos).
Hace un
par de semanas mi hijo me pidió permiso para invitar a un amiguito del colegio
a quedarse a dormir en la casa. Internamente grité “POR
FIN!!!”, pues tengo alrededor de un año motivándolo a invitar a alguien a jugar
y siempre me decía “no mami”, todo porque lamentablemente desde pequeño está
acostumbrado a jugar cosas que no todos los niños de su edad tienen permitido
jugar y huye de meterse en problemas. Creo que yo estaba más emocionada que él
y mientras le decía lo divertido que era y que después no iba a parar de
hacerlo, percibí un aroma que reconocía de mi infancia, un aroma que venía no
de algún sitio físico sino de mis recuerdos.
La Casa De Gabriela:
Muchas pero muchas tardes pasé yo en su casa, y es que yo adoraba ir para allá! Despues del colegio, nos ibamos juntas, su mama nos pasaba buscando y hacíamos la tarea en su mega IBM (su papa siempre tenia lo último en computadoras). Aún recuerdo el sonido de la impresora láser (toda una novedad para la época) y lo que me impresionaba la calidad de impresión. Parte de mi aprendizaje de este mundo se lo debo a Gabriela, que también siempre estaba al día en la tecnología. Una cosa tonta que me llamo la atención siempre de cuando hacíamos trabajos, es que ella usaba este simbolito al principio de cada línea ¶ y prometo que aún no se para qué.
Pero lo que más recuerdo de Gabriela y su casa, era el olor. Olor a hogar. Algo tenía ese apartamento en Manzanares que me hacía sentir cálida, alegre y luego en la noche mejoraba cuando la señora Vilma hacia sus sencillos pero exquisitos sándwiches tostados con queso y jamón... Creo que ese era el momento más esperado. Tal vez por ello pocas veces me fui antes de la cena jijiji.
Gabriela
fue mi primera amiga cuando mis padres decidieron cambiarme de mi escuelita
pública a un colegio privado, un ambiente muy diferente cabe destacar, pues en
las escuelas públicas se estudia con gente que vive desde debajo de un puente
hasta en una casa con mucho espacio. Ese cambio fue un poco duro para mí y
aunque no recuerdo exactamente como pasó, Gabriela tuvo la bondad de ser mi
amiga. Éramos las “gallas” de la promoción en ese entonces.
Tontamente
me encontré con una sonrisa de nostalgia en mi cara mientras pensaba en ello.
Aquellos tiempos...
Disfruten El Paisaje
Días después
- o antes, ya no tengo certeza del tiempo - mi familia y unos amigos decidimos
irnos de viaje a Port Lincoln, un pequeño pueblo al Sur de Australia donde el
atractivo principal es meterse en una jaula a unos metros dentro del mar para
ver tiburones blancos.
Los
tiburones, que por cierto no llegue a ver, no trajeron ningún recuerdo a mí,
sin embargo el paseo como tal me llevo a aquellas incontables ocasiones en que
mis padres nos llevaron de viaje a mis hermanos y a mí, casi siempre al mismo
destino que ahora supongo porque era lo más barato, pues no había que pagar
hospedaje, pero nosotros siempre felices de ir una y otra vez.
El
mismo destino una y otra vez, la misma vista en el camino... y mi papa siempre,
siempre nos decía: Disfruten el paisaje. En ese momento nunca llegue a
prestarle mucha atención, aunque me recuerdo con la mirada en la ventana viendo
Araguaneyes de Abril en las montañas de Aguas Calientes, el pueblito de Puerto
Píritu o la Iglesia de Jóse ya llegando, pero hoy en día asimilo la huella que
dejo mi lindo papa en mi vida: Adonde voy, así sea a 1 cuadra de mi casa,
admiro el paisaje y aquí en Australia, donde lo que más se ve es una naturaleza
estupenda, es imposible no hacerlo.
Este
viaje me llevo a esos días, en especial por las carreteras desérticas y
llenas de verde y cielos azules con nubes de lienzo. Así eran mis viajes
siempre.
No es
que me haya pasado lo mismo, pero también me llevo a los días en que nos divertíamos
(cruelmente), en especial durante el mes de Agosto, pisando cangrejos en la vía.
Cuando escuchábamos un "crack" celebrábamos como si hubiera sido un
gol.
El Clan del Edificio y
Mi Hermano Mayor Y Yo
Mi hijo ahora anda de callejero y to feliz... Pues por fin siento que esta siendo niño y que esta disfrutando su vida en vez de estar encerrado.
Recuerdo en mi infancia, en mi edificio éramos 6, 3 niñas y 3 niños, que desde los 10-11 años nos la pasábamos inventando en el parque o por la urbanización... Estas son de las cosas que recuerdo con más amor y nostalgia...
Las parrillas que nos armábamos... teníamos entre 12 y 14 años y lo que hacíamos era que cada quien bajaba de su casa una caja de bistecs, de salchichas o lo que fuera y con un pedazo de verja de metal que nos encontramos y dos rocas grandes que estaban allí haciamos una parrilla. No me acuerdo como prendiamos el fuego, tampoco recuerdo como sabía la carne, pero si recuerdo muy bien los buenos ratos que pasábamos haciendo esto.
El puesto de estacionamiento de mi papá era el último y había un enchufe... Nosotros, cual venezolanos de pura cepa, bajábamos un radiecito y todos los cd´s de merengue que teníamos y nos poníamos en pleno estacionamiento a bailar jajaja... Qué buenos ratos!!!
Ni hablar de cuando nos íbamos todos a Los Próceres y pasábamos horas dando vueltas en patines!!!
qué infancia tan divina tuve...
Aquí parte del clan, mi hermano menor el blanquito de corte totuma y el negrito de la esquina, Jorge... Y quien me abraza, mi hermoso hermano mayor. |
Pero este espacio también se lo quiero dedicar a mi soporte, a mi gran soporte llamado Camilo López, mi hermoso hermano mayor. Desde muy pequeños tan unidos, y al ver esa foto hace un tiempo no pude dejar de darle gracias a Dios por siempre haberlo tenido a mi lado y seguir teniéndolo vivo para hablar, reir y llorar con él, así sea en la lejania... Ahora lo extraño tanto...
Una infancia que pensé olvidada y que la vida me trae a la memoria por medio de hermosas vivencias... Que continúe así, para no sentir que mi mente falla...
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